'El
Eln también pedirá una asamblea constituyente': 'Felipe Torres'
El Eln debe liberar
a todos los secuestrados antes de llegar a la mesa, dice Carlos Velandia.
Foto: Rafael Quintero/EL TIEMPO
Para el excomandante, lo acordado con
Farc debe ser punto de partida del diálogo con los 'elenos'.
Aunque es más fácil identificarlo como 'Felipe
Torres', Carlos Arturo Velandia Jagua prefiere usar su verdadero nombre y
también es enfático en señalar que ni es vocero, ni milita actualmente en el
Eln. Sin embargo su experiencia en el monte, donde estuvo desde 1972 hasta su
captura en junio de 1994 (pagó 10 años de cárcel), lo convierten en un
conocedor a fondo del comportamiento de esa guerrilla.
En los últimos días se incrementaron las señales
que indican que está madura la posibilidad de que el Gobierno inicie un nuevo
proceso de paz con el Eln, luego de que esa guerrilla cumpliera una de las
condiciones impuestas por el presidente Juan Manuel Santos: la liberación del
ciudadano canadiense Gernot Wober. De concretarse, sería el sexto intento de llegar
a un acuerdo con los 'elenos'.
Y Velandia, quien incluso cuando estaba en prisión
era uno de los interlocutores principales del Eln cuando de intentos de paz se
trataba, cree que esta vez sí está todo dado para llegar a buen puerto.
Incluso, opina que la agenda actual con las Farc en La Habana debe ser el punto
de partida. Esto para no repetir discusiones ya superadas y hacer más expeditas
las conversaciones.
En diálogo con ELTIEMPO.COM, Velandia también le
pide a esa guerrilla llegar a la mesa sin secuestrados en su poder (calcula que
tendría aún 12 en su poder), propone a Uruguay como escenario de eventuales conversaciones
y asegura que el Eln no se levantará de la mesa hasta que se logre un acuerdo
definitivo de paz.
¿En qué estado se
encuentran los contactos entre Gobierno y Eln?
De momento se ha revelado que tienen contactos,
aunque hay bastante hermetismo sobre los contenidos y en qué punto van. El
Presidente ha afirmado que se está en una etapa importante para llegar a una
mesa de diálogo, pero desconocemos los puntos de esta primera fase de
exploración y de concreción de una agenda.
Si bien el Eln
cumplió una de las condiciones impuestas por el Gobierno, la liberación de
Gernot Wober, se cree que hay más secuestrados en poder de esa guerrilla...
Medios, organismos y familiares reportan que el Eln
tendría al menos 12 secuestrados. Deben liberarlos a la mayor brevedad. Es
inconveniente llegar a una mesa de negociación con el peso de unos secuestrados
y teniendo el secuestro como práctica. Creo que el país y la comunidad
internacional recibirían y respaldarían el gesto de iniciar un proceso de paz
sin secuestros encima. Ese delito no tiene cabida en una mesa de negociaciones.
De concretarse un
diálogo, ¿debe ser en el exterior o en Colombia?
Creo que el escenario ideal es el exterior. En este
momento no hay condiciones para hacer un diálogo dentro del país. Eso
implicaría meternos en discusión sobre zonas, territorios, regiones y
seguridad. No se puede hablar de zonas desmilitarizadas y por allí no se llega
a una mesa. En cambio, hay muy buenas condiciones en el exterior. Hay un
escenario internacional muy apropiado para la paz.
¿Y qué país podría
ofrecer garantías para ambas partes?
Uruguay sería extraordinario. Se trata de un país
con mucha frescura y transparencia en términos de diplomacia internacional. No
tiene grandes contradicciones ni conflictos y su gobierno no genera ni
resistencias ni suspicacias en ninguna de las partes.
¿Haría usted parte
del equipo negociador en algún momento?
No tengo vínculos orgánicos con el Eln. Tengo nexos
afectivos que van más allá de la filiación o la militancia. No represento ni
soy vocero del Eln. Pero si el Eln tuviera que solicitar mis servicios para
apoyar la solución política, con el mayor gusto lo haría.
¿El Eln pedirá un
cese de hostilidades para negociar?
Sería lo deseable, para que las discusiones se
hicieran en medio de unas condiciones más amables y haya un alivio para la
sociedad. Pero con realismo, esto no será posible. Ya hay una línea de
desarrollo del proceso y el cese será un punto de llegada. No descarto que haya
un cese unilateral, como el que las Farc hicieron en diciembre.
¿Esa guerrilla
llegará a la mesa diezmada, dividida? Se dice que sus
comandantes están
en el exterior...
El Eln cruzó los ocho años del gobierno de Uribe
con su dirigencia completa y conserva el grueso de sus estructuras. Si bien ha
perdido unos territorios, se ha fortalecido en otros históricos, como Arauca.
Ha logrado superar la confrontación con las Farc y tiene el mandato sólido de
su dirigencia y el compromiso de avanzar hacia el final de conflicto. Cuando se
firme un acuerdo de inicio del proceso de paz con el Gobierno, será para poner
fin al conflicto armado. El Eln no se levantará de la mesa hasta obtener un
acuerdo.
¿El Eln aceptará
entregar las armas, pedir perdón y reparar a las víctimas?
El Eln no hará ningún acuerdo en términos
diferentes a los de las Farc. Es decir, no expresará un compromiso de entrega
de armas, pero sí de dejación de armas. Con las víctimas, planteará la
necesidad de desarrollar conjuntamente entre las partes unos compromisos para
satisfacer las necesidades de justicia y reparación de las víctimas y de no
repetición para la sociedad. Pablo Beltrán, en 2007, expresó: Verdad toda, verdad
todos". Ese será el punto de partida para este tema.
¿Qué falló y que se
puede rescatar del último proceso de paz en el gobierno de Álvaro Uribe?
El gobierno de ese entonces no se planteó una
estrategia de paz. Era solo para desarmar las estructuras. Se avanzó, eso sí,
en la construcción de un acuerdo base que le daba mucha importancia a la
participación de la sociedad civil, a través de la celebración de la Convención
Nacional.
El tema de la
Convención Nacional ha estado presente en todos los intentos fallidos de
diálogo...
Ya no puede ser como la imaginamos antes del año
2000. Habrá que hacerle algunos ajustes y una buena manera de hacer la
aproximación sería a partir de los foros nacionales en los que se han discutido
los temas de desarrollo rural y participación en política de la mesa de La
Habana. Ahora viene otro sobre cultivos ilícitos. Este es un buen punto de
partida de la Convención Nacional.
Usted entró al Eln en 1972 y hoy está en la
civilidad tras diez años en prisión y otros siete fuera del país. Con esa
experiencia, ¿cree hoy que es necesaria o que vale la pena la lucha armada?
No. No tiene ningún sentido ni la guerra ni
quitarle la vida a nadie, sea quien sea. No tienen sentido las acciones
ofensivas de lado y lado. El conflicto se está acabando. Por eso es importante
hacer un llamado al soldado, al miliciano, al guerrillero, para que no disparen
a matar. Hay que preservar la vida. La guerra está terminando y no es justo, de
lado y lado, que quienes ya sobrevivieron a una larga guerra mueran en el
último instante. El país necesita de estos soldados y guerrilleros para
construir la paz. No tiene sentido matar hoy para firmar la paz mañana.
RAFAEL QUINTERO CERÓN
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM
No hay comentarios:
Publicar un comentario