domingo, 14 de diciembre de 2014
miércoles, 26 de noviembre de 2014
UNA JUSTICIA DE TERCERA VÍA EN EL FINAL DE LA GUERRA EN COLOMBIA
UNA
JUSTICIA DE TERCERA VÍA EN EL FINAL DE LA GUERRA EN COLOMBIA
Autor:
Carlos Arturo Velandia Jagua
PONENCIA
PRESENTADA EN LA III CUMBRE NACIONAL POR LA PAZ
UNIVERSIDAD
LIBRE – CALI
24
– 25 DE NOVIEMBRE
Son otros los tiempos en que
podían ser admisibles procesos de paz negociada, en los que la justicia era la
sacrificada, cuando no postergada o mirada con minusvalía. Los tiempos de hoy
exige más rigor para las partes del conflicto, al momento de entender que no es
posible salir de la guerra totalmente indemne o impune, frente a los actos
cometidos a lo largo de la guerra.
¿Pero que ha pasado para que
esta situación se presente?, intentaré centrar la atención en tres
circunstancias concurrentes:
1-
Ninguna de las partes ganó la guerra, lo cual
impide que una imponga las condiciones de un vencedor a un vencido, entre ellas
las de pagar con creces frente a sus víctimas (las del vencido)
2-
Creación de paradigma de justicia
internacional, tal como la Corte Penal Internacional. Situación que el Estado
colombiano no pueden soslayar, habida cuenta que las miradas del mundo están
puestas sobre éste proceso de paz, toda vez que es el primero en el mundo que
cursa bajo la vigencia del Estatuto de Roma[1]; lo que obliga al Estado a
garantizar mínimos de justicia en el marco de parámetros internacionales.
3-
El empoderamiento de las víctimas, en un
proceso creciente de fortalecimiento y organización, en el contexto de una
sociedad civil más actuante y protagónica, que reclama y construye sus propios
espacios y agendas, al tiempo que planta cara a las partes del conflicto
armado.
Pero pese a tan poderosas
circunstancias, la discusión entre las partes ha venido derivando desde la
negación de las víctimas y la negación de castigo posible alguno, en un primer
comienzo, al reconocimiento en condiciones de bilateralidad, tal como se
establece en el Acuerdo logrado en La Habana, para abordar la discusión sobe el
punto de víctimas[2],
de ser generadores de víctimas en el marco del conflicto y por la tanto ser
corresponsables del mismo y sujetos al momento de responder. Los 10 principios
acordados, pero en particular el número 2[3], que dice: “El
reconocimiento de responsabilidad: Cualquier discusión de este punto debe
partir del reconocimiento de responsabilidad frente a las víctimas del
conflicto. No vamos a intercambiar impunidades.” no deja duda sobre la
intención de las partes y su voluntad para responder por las víctimas.
¿Pero cuanto es suficiente o
cuanto es necesario, para satisfacer la sed de justicia de la sociedad, la sed
de justicia de las víctimas y la sed de justicia del entorno internacional que
nos vigila?, es este un interrogante de primer orden que las partes en la Mesa
tendrán que dilucidar y sobre ésta base construir un entendimiento o acuerdo
sobre el castigo, su tamaño, sus modalidades, con el que serán sancionados a
quienes se determine deban ser sancionados, por la comisión de delitos de lesa
humanidad y crímenes de guerra, así como también por las responsabilidades
políticas y morales en la generación de víctimas.
Al respecto conviene
puntualizar los siguientes factores a tomar en cuenta:
1-
La paz es reparadora. El interés en ella no
puede estar sujeta o determinada por el interés justiciero o justicialista de
las víctimas. Prima sobre cualquier interés de parte, por sensible que sea, el
interés supremo de una nación. Comprender esto es fundamental
2-
Poner fin a la guerra es “parar la fábrica de
hacer víctimas”[4],
frase pronunciada por la dirigente política Clara López y retomada en sus
discursos de campaña electoral del presidente Juan Manuel Santos. Es del
interés de los colombianos y con mayor razón de las víctimas del conflicto, que
no se produzca una víctima más.
3-
Las víctimas desean tanto la paz como la
justicia misma, pero al mismo tiempo saben que no podrá primar el deseo
justicialista, sobre el deseo de la paz, porque la ocurrencia más probable es
que no se obtenga ni lo uno ni lo otro.
4-
Una ecuación que equilibre las cargas, hará
posible una paz estable y duradera. Ésta ecuación está dada entre las
variables: verdad – justicia – reparación – garantías de no repetición; que las
mismas víctimas reunidas en el Foro Nacional de Víctimas del Conflicto Armado,
celebrado en Cali el 5 de agosto de 2014[5], determinaron modificar
con el siguiente orden de importancia y de valor: verdad – garantías de no
repetición – justicia – reparación. Un nuevo orden que revela hasta dónde las
víctimas están dispuestas a sacrificar su necesidad de justicia, favoreciendo y
dando mayor valor a la verdad y a las garantías de no repetición. No significa
que renuncian a la justicia, por el contrario, significa que ese tercer lugar es
el aporte que las víctimas están dispuestas a conceder a la paz.
5-
La paz es posible si hay reconciliación. Pero
la reconciliación estará determinada por la voluntad entre los colombianos para
fundirnos en un propósito nacional, en el que quede proscrito el ejercicio de
la política por medio de la violencia (garantías de no repetición), brille la
verdad histórica (¿qué pasó?), se establezca la verdad de los hechos (¿quién
hizo qué?) y haya justicia pronta y eficaz (justicia transicional); factores
juntos que movilizarán a las víctimas desde sus fueros internos a expresar
públicamente su perdón, y a los victimarios a pedirlo.
6-
La reconciliación y el perdón son resultados
de procesos de construcción, sobre cimientos muy claros de paz con justicia y
de justicia con verdad. Al respecto experiencias de otros procesos de paz en el
mundo, son harto elocuentes en el sentido de que los pueblos están dispuestos
más a perdonar a los victimarios, pero están menos dispuestos a permitir la
inexistencia de verdad[6]. A mayor verdad – mayor
justicia – mayor reconciliación – mayor paz.
7-
“Verdad toda, verdad todos”, formulación
propuesta por el Comandante del ELN Pablo Beltrán en 2007[7] en el marco de las
conversaciones entre ésta organización insurgente y el Gobierno del presidente
Álvaro Uribe Vélez, refleja el deseo de que la verdad y la justicia sean
encaradas, con determinación y en igualdad de condiciones por parte de las
partes, esas mismas que se reconocen entre si, como tales y como generadoras de
víctimas. Refleja la disposición de una de las partes a comparecer ante tamaño
reto, pero obviamente sobre la base que su contraparte también lo haga.
8-
La justicia transicional, es una construcción
mas no una determinación, es decir al respecto no está dicha la última palabra.
Corresponde a los colombianos, empezando por las partes, establecer los mínimos,
en que por una sola vez operaría la justicia transicional a modo de justicia
alternativa a la justicia ordinaria, que nos permita hacer el tránsito de la
guerra a la paz. En otras palabras, la justicia transicional es una justicia
extraordinaria, fundada en mínimos de justicia para hacer posible conquistar la
paz, entendida ésta como bien supremo o bien superior.
9-
La justicia internacional solo opera de
manera subsidiaria a la justicia nacional, esto es en caso de que la solución
de justicia que se imponga al final del conflicto, sea un compendio de
impunidades imposibles de soportar por la sociedad y su ordenamiento interno.
10- En
cualquier circunstancia y modo en que se establezca una solución judicial, los
delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra no pueden ser ignorados, dada su
imprescriptibilidad. Cualquier situación que llegase a afectar este principio,
daría motivo y entrada ipso-facto a la Jurisdicción Penal Internacional[8], que podría conocer de los
casos por intermedio de la Corte Penal Internacional, instrumento vigente para
Colombia, en su condición de firmante del Estatuto de Roma[9].
Numerosas y diversas
interpretaciones sobre el tipo de justicia a desarrollar en el actual proceso
de diálogo político, orientado a producir un acuerdo político que haga posible
poner punto final a la guerra en Colombia, se han venido formulando, las cuales
tienen como denominador común un mínimo: “algo han de pagar los victimarios, de
lado y lado”, poniendo el énfasis en penas privativas de la libertad. Otras
posiciones proponen penas más severas y la restricción de derechos políticos,
como el de la elegibilidad a cargos de elección popular.
Sobre éstos tópicos versan y
versarán las discusiones, de café, los sesudos análisis de academia, pero
finalmente se impondrá una solución construida entre las dos partes: el
Gobierno Nacional y las insurgencias; y muy seguramente tomarán en cuenta las
propuestas formuladas, por expertos que han sido y seguirán siendo consultados
por la Mesa de la Habana, así como las expresadas por los grupos de víctimas
que han concurrido a las audiencias de víctimas en La Habana.
A esta altura del análisis,
me temo que las partes tomarán por un camino intermedio, que satisfaga a todos
los interesados, pero sobre la base de mínimos, esto es en una especie de
resultado de la aplicación de una posible formula, planteada desde la noción de
ser Estado y Gobierno de tercera vía[10]por el actual presidente
Juan Manuel Santos, que podría plantearse así: tanta paz como sea posible, tanta
justicia como sea necesaria. Fórmula en la que las dos variables paz y
justicia se determinan, es decir el tamaño grande de una depende del tamaño
pequeño de la otra. El verdadero arte del acuerdo político es lograr el punto
de equilibrio, que por obvias razones debo aclarar que no es la mitad, entre
las dos necesidades y los dos anhelos: la paz y la justicia.
En esta fórmula hay
sacrificio, pero también hay castigo, circunstancias que son susceptibles de
complementar con una formulación más compleja que vendrá de la mano de las
variables verdad, garantías de no repetición y reparación. De tal modo que
resulta indispensable entender que una solución adecuada está en construir una
formula en la interactúen las cuatro variables, las que tendrán diferentes
proporciones, pero en la que unas compensen a las otras.
Finalmente, para decirlo en
un tono coloquial y de menor rigor académico o político, cierro recordando el
aforismo popular de: “ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no lo
alumbre”.
Cali, 24 de noviembre de
2014
Carlos
Arturo Velandia Jagua
Investigador y Consultor en
Paz y Conflictos
Fuentes
y referencias:
[1] Ver: “…este proceso de paz es el primero en realizarse bajo el
Tratado de Roma, lo que podría significar que cualquier acuerdo alcanzado en
las conversaciones de paz sería anulada por la Corte Penal Internacional. Santos reconoce los peligros, afirma que "es por
eso que necesitamos el apoyo político para tomar la decisión correcta que va a
ser lo suficientemente flexible como para cubrir las expectativas de la comunidad
internacional, las expectativas de los colombianos, las expectativas de nuestra
constitución y las expectativas de la guerrilla que quisieran dejar las armas a
cambio de algo". http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/santos-busca-que-acuerdo-de-paz-no-se-anule-por-corte-penal-internacional/20141109/nota/2499595.aspx
[2] Ver: “El Gobierno Nacional y las
FARC-EP,
Reiterando,
como se estableció en el Acuerdo General de La Habana, que “El respeto de los
derechos
humanos en todos los confines del territorio nacional es un fin del Estado que
debe
promoverse”,
y que en el punto 5 de su Agenda se expresa que “resarcir a las víctimas está
en
el
centro del acuerdo”;
Reconociendo,
además, que las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos e
infracciones
al Derecho Internacional Humanitario con ocasión del conflicto tienen derecho
a
la verdad, la justicia, la reparación y a las garantías de no repetición;
Convencidos
de que la satisfacción de los derechos de las víctimas hace parte fundamental
de
las garantías para la conquista de la paz, y que la terminación del conflicto
contribuirá
decididamente
a la satisfacción de esos derechos, declaran que la discusión del punto 5
estará
enmarcada en los siguientes principios:…” http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/herramientas/documentos-y-publicaciones/Documents/Enterese_del_proceso_de_paz_version_imprimible.pdf
[3] Ibid
[4] http://www.elespectador.com/noticias/politica/queremos-cerrar-fabrica-de-victimas-santos-articulo-495010
[5] http://nacionesunidas.org.co/blog/2014/08/05/foro-nacional-sobre-victimas-en-cali-clave-para-definir-modelo-de-la-justicia-transicional/
[6]http://escolapau.uab.cat/index.php?option=com_content&view=article&id=549%3Ajusticia&catid=91&Itemid=144&lang=es
[8] https://www.icrc.org/spa/war-and-law/international-criminal-jurisdiction/overview-international-criminal-jurisdiction.htm
[10] “El mercado hasta donde sea posible; el Estado hasta
donde sea necesario”. http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2014/Julio/Paginas/20140701_05-Palabras-Presidente-Juan-Manuel-Santos-Conversatorio-La-Tercera-Via-camino-prosperidad-economica-y-social.aspx
jueves, 6 de noviembre de 2014
ESTOY SEGURO DE QUE LA SOCIEDAD CIVIL EUROPEA NO DESEA UNA PAZ DE VENCEDORES NI VENCIDOS O UNA "PAX ROMANA" - ENTREVISTA A CARLOS ARTURO VELANDIA - REVISTA PUEBLOS
CARLOS VELANDIA, EX GUERRILLERO DEL ELN E
INVESTIGADOR Y FORMADOR EN CONTRUCCIÓN DE PAZ: “ESTOY SEGURO DE QUE LA SOCIEDAD
CIVIL EUROPEA NO DESEA UNA PAZ DE VENCEDORES Y VENCIDOS, O UNA ‘PAX ROMANA’,
PARA COLOMBIA”
Carlos Arturo Velandia, quizás
todavía más conocido con su nombre de combate en el ELN, Felipe Torres, fue
miembro de la dirección nacional del Ejército de Liberación Nacional y vocero
político en diálogos de paz con los gobiernos de Ernesto Samper Pizano y Andrés
Pastrana Arango, así como en los dos primeros años del primer mandato de Álvaro
Uribe Vélez. Preso durante diez años, tras cumplir la pena se exilió siete años
y dedicó este tiempo a formarse sobre sobre conflictos y paces en el mundo[1] .
En 2014 publicó el libro ‘La paz es ahora, ¡carajo!’, donde a título personal,
como en esta entrevista, reflexiona acerca del conflicto armado colombiano y el
actual proceso de paz[2] .
Carlos
Arturo Velandia.
- Días previos a la segunda
vuelta de las elecciones presidenciales, el pasado mes de junio, el ELN y el
gobierno hacen público un comunicado donde informan del inicio de una fase
exploratoria de conversaciones. ¿Significaba un apoyo implícito a la reelección
tras el triunfo en primera vuelta del candidato más conservador y contrario al
proceso de paz con la insurgencia?
- Creo que ese comunicado fue emitido para llenar
un vacío de información, porque a esa fecha solo se sabía que existían unos
contactos exploratorios que no habían producido ningún resultado. A pesar de
esto, el comunicado ayudó a crear un ambiente positivo y de esperanza en el
final de la guerra.
- ¿Hay voluntad negociadora por
parte del gobierno colombiano para llegar a un acuerdo de paz?
- Es evidente el riesgo político del Gobierno, sólo
explicado por una gran voluntad de paz, la cual se equipara y corresponde con
la voluntad de la guerrilla de las FARC-EP. Esta voluntad ha sido demostrada en
actos concretos de paz, como la liberación de prisioneros de guerra, abandono
del secuestro como práctica, tres treguas unilaterales temporales, tener a la
mayor parte de su fila de cuadros de conducción estratégica en la mesa de
diálogos, haber aceptado una agenda limitada y los acuerdos parciales logrados
en los tres primeros puntos de la agenda.
- ¿Cómo es la relación actual con
las FARC-EP?
- Inmejorable. Los tiempos de pugnacidad y
confrontación en algunos territorios, principalmente Arauca y Sur del País, han
quedado atrás. Ahora se les ve muy coordinados en los territorios comunes y las
declaraciones y comunicados conjuntos son frecuentes. Esto denota una cercanía
política e ideológica que me permite pensar que las FARC-EP y el ELN estarán
juntos en la paz, por si se da, o juntos en la guerra, por si les toca.
- Han sido varios los gobiernos
latinoamericanos que se han ofrecido como anfitriones y mediadores en un
eventual diálogo entre el gobierno y el ELN. El presidente de Ecuador, Rafael
Correa, reveló que fue su país quien acogió durante dos semanas las primeras
reuniones. ¿Se formalizará Ecuador como sede de los diálogos?
- Ha trascendido que también se han realizado
encuentros en Venezuela y Brasil. También los ofrecimientos de otros jefes de
Estado, como el presidente José Mujica, de Uruguay. Creo que las partes
terminarán por escoger el país y lugar que les permita que las mesas de diálogo
con FARC-EP y con ELN puedan estar coordinadas, sincronizadas, y que se dé una
interacción dirigida a lograr un acuerdo único general de final al conflicto
armado interno. Esto sugiere que las mesas tengan una relativa cercanía
geográfica.
- ¿Qué papel se espera que
jueguen otros países, tanto latinoamericanos como europeos, en esos posibles
diálogos?
- Este proceso de paz ha concitado el interés y
respaldo de organismos multilaterales tales como la OEA y la ONU; de procesos
de integración como la UE, UNASUR, CELAC, ALBA-TCP, SICA; de pactos económicos
como MERCOSUR, CARECOM, BRICS, y de potencias como Estados Unidos, Rusia o
China, de tal modo que podría afirmar que la paz en Colombia hace parte de la
agenda del mundo entero. La paz en Colombia es la paz en la región y
contribuirá a la sostenibilidad democrática, al desarrollo soberano e
integracionista de los países y a que los países dediquen sus esfuerzos a
construir el bienestar y la justicia social para sus pueblos.
- La Mesa de La Habana ya ha
abordado temas como la política de desarrollo agrario, la participación
política, el fin de conflicto, las drogas ilícitas y el narcotráfico. ¿Cuáles
son los puntos esenciales del proceso negociador?
- Han abordado recientemente el punto sobre
víctimas. Siendo los mencionados en su pregunta muy importantes, sin lugar a
dudas el punto de víctimas es fundamental, porque se ha constituido en el eje
neural de cualquier tipo de solución. Podemos imaginar agendas con diversos
temas, pero no es posible pensar una agenda sin el punto de víctimas. Llegar a
un acuerdo sobre víctimas, de manera satisfactoria para las partes, para el
país, pero por sobre todo para las mismas víctimas, es crucial para la
reconciliación nacional y para la paz duradera. De no ser así la paz será
frágil y a la vuelta de unos pocos años podríamos estar asistiendo al surgimiento
de fenómenos de violencia política y el regreso a la guerra.
- En cuanto al reconocimiento a
las víctimas atendiendo a la verdad, la justicia y la reparación, un tema
especialmente sensible para la reconciliación del país, ¿qué virtudes y límites
ven en el Marco Jurídico para la Paz aprobado por el Congreso en 2012 y
ratificado por la Corte Constitucional en el mes de julio?
- Las dos organizaciones insurgentes, FARC-EP y
ELN, han expresado que no reconocen ese “marco legal”. Primero, porque una ley
de paz debe ser un resultado del acuerdo político logrado entre las partes del
conflicto armado que ponga fin a la guerra; segundo, porque es una construcción
de una de las partes, con la pretende condicionar a las otras; tercero, porque
se constituye en una camisa de fuerza, que restringe el espectro de las
soluciones, y cuarto, porque responde al interés del gobierno y de los
intereses que de los partidos políticos, poderes económicos y clases sociales
que representa. Es un tema difícil de resolver, pero me temo que se terminará
en que las insurgencias admitan estudiar el marco jurídico para la paz y el
gobierno acepte introducir reformas a dicho Marco Legal propuestas por las
insurgencias.
- ¿Cómo cree que el ELN abordará
temas como el minero energético, que siempre ha estado en sus propuestas de
paz? ¿Cuál sería una propuesta para el capital trasnacional, puesto que la
riqueza natural de Colombia hace el país tan apetecible para las
multinacionales?
- El desarrollo minero-energético es un conflicto
en sí mismo, más que un tema de agenda. Por eso es que el ELN históricamente ha
reclamado al respecto y construido propuestas dirigidas al país y a los
gobiernos de turno, propuestas que han sido desoídas. Hoy por hoy, el
extractivismo se ha convertido en la “joya de la corona” del modelo económico
que impulsa el gobierno, lo cual explica la renuencia de éste a discutir al
respecto tanto con la insurgencia como con la sociedad. El gobierno cree que
abrir espacios de discusión sobre minería e hidrocarburos ahuyenta la inversión
internacional y envía un mensaje de inseguridad jurídica para los capitales.
Sin embargo, creo que sí es posible que temas del desarrollo minero energético
se pueden tratar con el ELN y con la sociedad, particularmente con las
comunidades que habitan los territorios, donde ocurre la explotación minera y
el desarrollo energético del país.
- ¿Qué valoración tiene de la
propuesta de las FARC para la democratización de los medios de comunicación
como condición para la solución política del conflicto?
- La propuesta va dirigida a profundizar la
democracia en Colombia, a romper la hegemonía de las corporaciones
comunicacionales, a resistir frente a la unanimidad que se le ha querido
imponer a los pueblos, a ampliar el espectro de usuarios de los medios de
comunicación y a hacer realidad las libertades y derechos que consagra la
Constitución Nacional. Además es una necesidad que tienen y tendrán las nuevas
realidades políticas y sociales, que existen y que se crearán como desarrollo
de la paz, de expresarse con libertad y participar del debate político y de la
confrontación de ideas, en mejores condiciones, hacia condiciones de igualdad
de acceso a medios de comunicación y generación de opinión.
- Partidos y organizaciones
sociales europeas han dado su respaldo al inicio de conversaciones entre el ELN
y el gobierno. ¿Cómo cree usted que el ELN valora el apoyo ofrecido desde las
organizaciones de la izquierda europea para esta nueva fase de diálogos, a fin
de que puedan concluir en una paz duradera? ¿Qué papel juegan los movimientos
sociales en el proceso de negociación?
- No me cabe la menor duda en que
las insurgencias valoran altamente el respaldo de la comunidad internacional, y
de manera especial el de las sociedades y pueblos de todas las latitudes del
mundo. Ya lo decía anteriormente: la paz de Colombia hace parte también del
proceso de la paz mundial. Tampoco tengo duda de que el gobierno valora y
aprecia todos estos apoyos, que se constituyen en un cerco a la guerra, en una
sana y legítima presión a las partes para que se mantengan en la mesa y
produzcan los acuerdos de una paz justa. Estoy seguro de que la sociedad civil
europea no desea una paz de vencedores y vencidos, o una pax romana, para
Colombia. Desean una paz que ponga punto final a la guerra fratricida y a la
construcción de la justicia social, este es el sentido de una paz justa.
- El 20 de julio, con motivo de
la toma de posesión al cargo de las y los nuevos congresistas, el ELN y las
FARC hacían un llamamiento conjunto a tener en cuenta las causas sistémicas que
han llevado a que este conflicto social, político y armado esté cumpliendo 50
años. ¿Cree que la clase política dominante estará de acuerdo en firmar ese
tratado de paz, que transcienda en política de Estado?
- En el parlamento colombiano el Gobierno cuenta
con mayorías constituidas en un bloque llamado la Unidad Nacional, que apoyan
la paz como programa bandera del presidente Juan Manuel Santos, pero también
podría contar con el apoyo de la bancada parlamentaria de izquierda, de la de
los indígenas y las negritudes, de modo que eventualmente tendrá mayorías para
la paz. También tiene un lugar importante en el Congreso el partido de extrema
derecha, llamado Centro Democrático, liderado por el hoy senador y expresidente
Álvaro Uribe Vélez, caracterizado opositor de los diálogos de paz y quien
representa los intereses de latifundistas, ganaderos, agroempresarios, líderes
políticos locales y regionales, poderes políticos con asiento en territorios
donde se expresa con violencia el latifundismo armado. Si bien está en posición
minoritaria, representa una parte importante del país que no puede ser
subestimada y menos desconocida. Una paz sólida y duradera requiere el mayor
consenso nacional y social, la mayor participación y soporte político posible;
por lo que me he atrevido a recomendar y proponer que el presidente Juan Manuel
Santos abra una vía para el diálogo político con estos sectores adversos a la
paz, que invite al senador Álvaro Uribe Vélez a un diálogo franco y sincero,
que permita a estos dos líderes y a los poderes que representan mirarse en
perspectiva de un país sin guerra y sobre esta base convenir y convertir la paz
en el propósito de toda la nación.
- En otros países
latinoamericanos se firmaron Acuerdos de Paz y los elementos estructurales que
llevaron a la guerra quedaron en el papel y nunca se aplicaron. ¿Podría llegar
a pasar lo mismo en Colombia?
- Esas experiencias son referentes a tener en
cuenta. Existen temores al respecto, pero no pueden frenar las decisiones ni disminuir
la voluntad política, debe motivar a las partes a mutuamente ofrecer
seguridades y garantías de cumplimiento. Las insurgencias se inclinan por que
los acuerdos de paz tengan un valor de mandato constitucional, lo que implica
que habría que incorporarlos al articulado de la Constitución. Además, habría
de discutirse el mecanismo que haga posible tal propuesta, que podría ser
mediante reforma constitucional del actual Parlamento, que adolece de
legitimidad, porque no refleja la totalidad del espectro político nacional, o
podría ser a través de una Asamblea Nacional Constituyente, que se ocupe de
hacer de la paz un Tratado y de una nueva Constitución, el contrato social más
incluyente, más participativo y más representativo en más de 200 años de vida republicana.
- Del mismo modo, en otros
procesos latinoamericanos, antiguas guerrillas se transformaron primero en
partidos de masas y después en máquinas electorales. ¿Puede pasarle eso al ELN?
- Es prematuro avizorar el devenir político del ELN
y las FARC-EP. Lo que sí es claro es que tras la firma de los acuerdos de punto
final a la guerra, y tras la dejación de armas, las organizaciones insurgentes
iniciarán la transformación de sus estructuras militares, y de guerra, en
estructuras para la acción política y organizativa de la sociedad. Creo que las
FARC-EP y el ELN potencialmente podrán, en corto y mediano plazo, ser gobierno
en algo más de cien municipios, lo que representaría el diez por ciento de los
entes territoriales del tamaño de municipio. Esto los hará partícipes de una
cuota de poder importante, por cuanto el municipio es presupuesto, sociedad y
territorio. Además, territorio son recursos. Cuando uno mira los municipios
donde históricamente han estado las insurgencias, y donde potencialmente podrían
ser poder, salta a la vista que sumadas unas áreas con otras, podrían equivaler
alrededor del veinte por ciento del territorio nacional, amplio territorio rico
y pleno de recursos naturales. En suma, creo que las ex insurgencias se
articularán con movimientos políticos ya existentes, y así potenciarán sus
posibilidades políticas, entre ellas las electorales.
- ¿Cómo ve los procesos de
integración latinoamericana como el ALBA o UNASUR?
- La integración es el signo de estos tiempos para
los pueblos de Nuestramérica o la Abya Yala, el nombre originario de nuestro
continente antes de la invasión, conquista y saqueo por parte de las potencias
europeas de los siglos XIV y siguientes. Estos procesos trascienden con una
nueva filosofía, porque están motivados por la necesidad de superar las
asimetrías entre desarrollos, promover la complementariedad basada en la
solidaridad y fraternidad. También están cimentados en hacer de la región,
desde el Río Bravo hasta el Cabo de Hornos en Tierra del Fuego, una zona de paz,
en la que los países y sus pueblos puedan crecer y desarrollarse en condiciones
de bienestar y buen vivir. Además, convertirse en potencia, lo que les
permitiría relacionarse con el mundo en condiciones más igualitarias y
competitivas. Por lo anterior, la paz en Colombia contribuirá de manera
formidable al propósito de la integración.
Pueblos-Revista de Información y
Debate. 2014.
NOTAS:
1. Carlos Velandia estudió un año en
el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada y seis en
la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autónoma de Barcelona.
2. Publicado por la Fundación FICA.
Ha publicado también los libros: Felipe Torres: la palabra sin rejas (ITM,
2004) y Costos y efectos de la guerra en Colombia (Asamblea
Permanente de la Sociedad Civil Para la Paz, 2011). Es autor de numerosos
artículos en libros y revistas especializadas, y miembro del consejo consultivo
de Geneva Call (www.genevacall.org). Recientemente recibió un título Honoris
Causa en Administración Empresarial con énfasis en Educación. Actualmente
desarrolla una amplia campaña pedagógica sobre la paz y el proceso actual como
la mejor oportunidad que tiene Colombia para superar la guerra de manera
definitiva. Imparte conferencias en universidades, colegios de bachillerato,
sindicatos y foros sobre el tema.
jueves, 30 de octubre de 2014
COMISIÓN DE LA VERDAD - FORO EN LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES - 20/10/14
¿Toda la verdad?
Así fue:
II Encuentro Internacional de Estudios Críticos de las
Transiciones Políticas ‘La vida cotidiana como problema para la paz’.
Fecha: 20 – 22 de octubre de 2014
Organizó: Departamento de
Antropología – Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de los Andes, entre
otras instituciones y centros de estudio.
“Las comisiones de la verdad son,
entre otras cosas, mecanismos de reconstrucción histórica que se encargan
de la definición, recolección y producción de un saber institucionalmente
legitimado y reconocido por la sociedad sobre el pasado violento de un país.
Como ha pasado en otros contextos nacionales, una comisión tiene el reto de
producir una “instantánea” del proceso general de violencia lo más completa
posible de graves violaciones de derechos humanos durante un período concreto
al igual que otras modalidades de violencia. En el fondo, la posibilidad de
realizar esto recae en el entramado conceptual que da origen al proceso
comisional".
De aquí y de allá
“Tenemos que definir en esa
comisión de la verdad cuál ha sido la responsabilidad institucional vs. la
responsabilidad política…¿Para qué escribir la memoria histórica? No se puede
repetir lo que sucedió en todos los órdenes…Tenemos que escuchar a las víctimas
silenciadas que aun hoy existen donde todavía hay presencia delas Farc, del Eln
que no han sido escuchadas...esas voces tienen que estar ahí”.
“¿Cómo plasmar lo que ha sucedido en el conflicto armado colombiano?...toda esta cantidad de eventos, de hechos nos da una foto de lágrimas y de dolor, de sangre…de algo que no se puede volver a repetir, eso está claro en la institución. Los que más queremos la paz somos los miembros de las Fuerzas Militares”.
“¿Para qué escribir la memoria histórica? No podemos seguir sembrando más dolor en esas víctimas”.
Coronel (r) Carlos Arturo Velásquez
Centro de Memoria Histórica Militar
Escuela Superior de Guerra
“¿Cómo plasmar lo que ha sucedido en el conflicto armado colombiano?...toda esta cantidad de eventos, de hechos nos da una foto de lágrimas y de dolor, de sangre…de algo que no se puede volver a repetir, eso está claro en la institución. Los que más queremos la paz somos los miembros de las Fuerzas Militares”.
“¿Para qué escribir la memoria histórica? No podemos seguir sembrando más dolor en esas víctimas”.
Coronel (r) Carlos Arturo Velásquez
Centro de Memoria Histórica Militar
Escuela Superior de Guerra
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
“Se necesita una comisión de la verdad que
revele los caminos históricos y las señales estructurales que nos permitan
entender, como sociedad, qué pasó. Una comisión de la verdad es un mecanismo de
cierre que intenta sortear los obstáculos judiciales que tiene el
esclarecimiento de la verdad por vía ordinaria… en Colombia no podríamos hoy,
por vía ordinaria, esclarecer todos los crímenes del país”.
“Una comisión de la verdad en Colombia tendría que partir de un consenso de cómo hacer este trabajo y lo primero que se debe hacer de parte del Estado es dejar el negacionismo de su responsabilidad en la violencia, es decir, tiene que haber algún grado de reconocimiento de la responsabilidad, porque es el Estado el que le va a dar origen a la comisión de la verdad”.
Camilo Villa
Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado
Movice
“Una comisión de la verdad en Colombia tendría que partir de un consenso de cómo hacer este trabajo y lo primero que se debe hacer de parte del Estado es dejar el negacionismo de su responsabilidad en la violencia, es decir, tiene que haber algún grado de reconocimiento de la responsabilidad, porque es el Estado el que le va a dar origen a la comisión de la verdad”.
Camilo Villa
Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado
Movice
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“Veo fabuloso el proceso de
paz, por fin veo una luz al final del túnel… los académicos y los medios de
comunicación le estamos haciendo mucho daño a la paz, Uribe le pone trancas,
pero la academia y los medios también. La paz debe ser un cambio de actitud.
Durante 50 años mucha gente vivió de la guerra y me preocupa que durante los
próximos 50 mucha gente viva detrás de la paz, sin que lleguemos a ella”.
Maurice Armitage
Empresario vallecaucano
Maurice Armitage
Empresario vallecaucano
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“En momentos ‘epocales’ como
yo los llamo, se constituyen comisiones de la verdad para saber qué fue lo que
pasó. Esa es una necesidad inaplazable si queremos superar 50 años de guerra y
abocarnos a un futuro sin ella, y sin el ejercicio de la violencia en el
desarrollo de la política. Para la comisión de la verdad la sociedad tendrá que
estar dispuesta, tendrá que cuidarla, protegerla y respaldarla, y a quienes les
corresponda y quienes sean conminados por ella, deberán acudir a ella”.
“Todo ciudadano que considere que puede contribuir al desarrollo de la verdad, al esclarecimiento de hechos para el fortalecimiento de la construcción de la verdad histórica, y develar la verdad sobre hechos específicos del conflicto, tendrá que acudir a la comisión de la verdad, es su deber”.
Carlos Arturo Velandia
Investigador y consultor de paz
Exmiembro de la dirección del Eln
“Todo ciudadano que considere que puede contribuir al desarrollo de la verdad, al esclarecimiento de hechos para el fortalecimiento de la construcción de la verdad histórica, y develar la verdad sobre hechos específicos del conflicto, tendrá que acudir a la comisión de la verdad, es su deber”.
Carlos Arturo Velandia
Investigador y consultor de paz
Exmiembro de la dirección del Eln
Tomado de: http://www.uniandes.edu.co/noticias/ciencias-sociales/itoda-la-verdad
lunes, 20 de octubre de 2014
BERTHA LUCÍA FRIES Y CARLOS ARTURO VELANDIA: DOS VÍCTIMAS QUE HABLAN DE RECONCILIACIÓN - ENTREVISTA DE FERNÁNDA SÁNCHEZ JARAMILLO
DOMINGO, 19 DE OCTUBRE DE 2014 11:51
FERNANDA
SÁNCHEZ JARAMILLO PARA LA PLUMA
Final del formulario
Bertha
Lucía Fries, víctima y superviviente del atentado al Club El Nogal, y Carlos
Arturo Velandia, ex guerrillero del ELN, cuyo hermano fue desaparecido por El
Estado, hablan sobre paz y reconciliación.
Por: Fernanda Sánchez
Jaramillo para La Pluma, periodista, maestra en relaciones internacionales y
trabajadora comunitaria. Colaboradora de La Pluma
FSJ: Se conocieron en el Foro
Nacional de “Víctimas” en Cali. Sus contextos sociales, políticos, historias de
vida y hechos victimizantes son muy diferentes. ¿Qué significa para ustedes
estar juntos respondiendo esta entrevista?
BLF: Me siento agradada. Yo sugerí
hacer el encuentro personal y no contestar las preguntas vía email, no quise que
fuera algo impersonal. A pesar de que planteas que son dos orillas distintas,
en algunos aspectos sí y en otros no.
Trabajo en procesos de
reconciliación con valores con reinsertados de las Farc, el ELN, los
paramilitares, víctimas y población civil porque mi idea es buscar puntos de
encuentro y generar diálogo.
En la historia del país yo me
gané una rifa y Carlos otra. Cada uno interpreta la realidad nacional a su
manera y lo asume. Yo me he vivido con mi verdad y ahora escucho a otros
actores; he visto que hay muchos prismas y con esos prismas tenemos que
trabajar en la reconciliación. Todos tenemos contextos distintos y nos
han tocado situaciones difíciles, lo importante es ponerme en los zapatos del
otro, ponerme en su situación para manejar el tema de la reconciliación.
Bertha
Lucía Fries
CAV: Para mi este es un feliz
encuentro. Yo salí del Foro Nacional de Víctimas con lazos espirituales con
mucha gente y con la totalidad de las victimas que estuvieron allí presentes
porque somos compatriotas, colombianas y colombianos sujetos de derechos y
deberes y porque tenemos en común el dolor que nos une. Al mirar a los
ojos no es posible establecer el tamaño del dolor: el dolor no tiene sexo y no
tiene medida, el dolor se lleva por encima de cualquier cosa.
FSJ: ¿Qué estrategias han utilizado para llegar al punto de sosiego y
serenidad que proyectan y proyectaron en el Foro Nacional de Víctimas en el que
dolores diversos confluyeron?
BLF: He aprendido a manejar
la serenidad porque trabajo en procesos de cambio y en los procesos de cambio
algunas de las cosas que “inyecto” a la gente son paciencia y persistencia. Les
decía a los jóvenes que así tengan el problema más grande pongan una sonrisa en
la cara y así alejan los problemas, el solo hecho de sonreír relaja.
A mi la vida me pone la “trampa”
de ser coherente cuando pusieron la bomba en el Nogal. Tuve que ser paciente,
serena, proyectar que todo estaba bien y tomar mi propio jarabe porque creían
que no volvería a caminar. La vida me puso una prueba fuerte: de ser deportista
y bailarina pasé a ser movida como una muñeca de porcelana.
Pero el trabajo que hice también
con poblaciones marginalizadas me enseñó a tener paciencia y también mi
experiencia en Estados Unidos, durante ocho años, allí tuve tiempo para pensar.
Soy serena pero no siempre. No
tolero la injusticia y pobreza cuando hablo de eso me vuelvo emocional y hablo
fuerte. Pensar
que hubo responsabilidad del Estado en lo que pasó, pensar que muchachos se
embarcan en las guerrillas porque no hay empleo porque no tienen con qué
alimentar a sus hermanos, hasta ahí llega mi serenidad.
Es una gran responsabilidad el
proceso en el que estamos. Me encantó ir a Cali pero volví envejecida, diez
años, de escuchar tanto dolor. El dolor que hemos puesto seis millones
de personas espero que sirva para construir los cimientos de un país distinto
buscando puntos de unión.
CAV: Siento serenidad más que
sosiego. El sosiego va con la tranquilidad y yo aún no tengo esa
tranquilidad que sería el país sin guerra. Creo que no tendré paz ni
sosiego hasta no sentir que he cumplido con lo que mínimamente pueda hacer y
entregarles a mis hijos el país sin guerra.
Me embarqué en la lucha armada
para tomarme el poder porque pensé que transformaría las condiciones de
inequidad e injusticia y no pude. Lo mínimo que podemos hacer los revolucionarios
hoy es entregarle a la sociedad el país sin guerra.
Recientemente he cumplido 62 años
y el tramo final es relativamente corto por eso quisiera ver el país sin guerra
y ver que se inicia un proceso difícil de reconciliación, reinclusión y
ampliación de la democracia que busca transformaciones profundas. Con eso
tendría paz y sosiego.
La serenidad la da la
temperancia; el saber que uno no está solo, que hay otras verdades. Hay muy
pocas cosas que me alteren y he aprendido el respeto que me lleva a la
tolerancia, además a entender que la verdad mía se completa con la de
otros y eso va dando serenidad, paciencia.
Diez años en prisión ayudan a
domar los espíritus “levantiscos”. Pero de la manera como soy, sereno, me muevo
sobre convicciones muy firmes y comprendo que no toda la verdad la tengo yo y
esto ayuda a ser calmado. Los años, las experiencias, las luchas, los malos
momentos, eso contribuye a la serenidad.
Carlos
Arturo Velandia
FSJ: Carlos Martín Beristain, doctor en psicología, afirma que la reconciliación
no puede reducirse a un proceso exclusivamente psicológico ¿Han logrado ustedes
reconciliarse espiritual y políticamente con quienes los victimizaron?
CAV: Hay diferentes niveles o
estadios en los procesos de reconciliación; no son perfectos ni totales ni
absolutos. En mi caso particular hay una gran disposición; tengo una
actitud muy clara y abierta, muy dispuesta a la reconciliación pero obviamente
sobre la base de que haya reciprocidad y que las personas con las cuales deseo
reconciliarme tengan una actitud equivalente.
Esto ayuda para establecer un
estado psicólogico en la persona que facilita estos procesos, es una
combinación de una disposición espiritual pero también debe ir acompañada de la
necesidad de saber por qué ocurrió lo que ocurrió.
Si bien uno adivina las
respuestas uno quiere escuchar. Yo quiero escuchar a los militares
decir por qué desaparecieron a mi hermano de 27 años de edad, el menor de 14
hijos, si el asunto era conmigo.
La reconciliación es un proceso
de construcción no es un acto terminado. También es importante superar la
animosidad y la ira y si no está acompañada de perdón difícilmente puede haber
reconciliación. El perdón solicitado o pedido que se complementa con la
aceptación del otro porque uno se reconcilia con otro.
BLF: Se realizó un encuentro de
Víctimas Visibles en el Club El Nogal y las victimas del Club el Nogal no
fuimos invitadas. Llegué allí por casualidad y expresé que no fuimos invitados
a pesar de que hubo 156 muertos y 35 heridos entre nosotros.
Me comentó uno de los
organizadores que le dijeron a las personas del club que nos invitaran pero
esto no ocurrió. Una de las organizadoras me regaló unas flores y yo pensé: si
hay una situación en que una persona me falla y me regala flores, nos reconciliamos,
si vuelve a fallar y me regala otras flores nos reconciliamos nuevamente y me
lleno de flores.
Pero la reconciliación incluye un
acto de reconocimiento de una falta. Quiero que me digan las Farc ¿cuál
era el objetivo de esa bomba? ¿A quién iba dirigida? Y que el Estado me diga
¿por qué no nos ofrecieron protección si había información sobre ese atentado?
Tiene que haber reconocimiento,
reconciliación con valores y generar comportamientos que demuestren que esto no
volverá a suceder. Se necesita compromiso con la reconciliación.
En la reconciliación hay varias
etapas: con el Estado y la guerrilla y también con sectores de la sociedad. Si
hay reconciliación y reparación será simbólica porque ¿quién le devuelve a las
personas a sus seres queridos?
Falta mucho terreno por recorrer.
Si me toca ir a La Habana yo les preguntaría a las Farc ¿qué lograron con este
atentado y cuáles son sus valores y compromisos con el proceso de
reconciliación?
FSJ: ¿Entre la justicia retributiva y la justicia restaurativa cuál creen
ustedes es más útil para el futuro proceso de reconciliación en Colombia?
CAV: Yo haría una fusión de las dos
porque no me cuadra que “Alias Macaco” que reconoce más de dos mil muertes solo
pague ocho años de cárcel porque quizás merece más.
En mi opinión se deben combinar
ambos modelos o presentar otra alternativa. Pero alguien tiene que asumir la
responsabilidad, quienes han generado estas muertes. El castigo debe ser
evidente y ser apoyado por la sociedad. No puede ir en contravía de la
sensibilidad de la sociedad porque ¿hasta dónde puede la sociedad soportar
tanto crimen, bellaquería y tanta impunidad?
BLF: Coincido contigo, son las dos.
Unos merecen la cárcel, definitivamente, ser privados de su libertad pero
también otro acto de reparación sería por ejemplo que quienes sembraron las
minas las quiten y reparar a las víctimas con el dinero conseguido por
participar en la cadena de las drogas.
Hay quienes tienen
responsabilidad como por ejemplo las personas de las cúpulas pero no siempre
los bajos mandos que los obedecen y que ingresan a estos grupos por generar un
ingreso aún sabiendo el dolor que esto le causa a sus familias.
FSJ: La reconciliación es una meta y un proceso también. ¿Cuánto tiempo
creen que tarde en concretarse la reconciliación nacional?
CAV: Es una construcción
generacional que nos va a tomar varias décadas porque es un proceso de
recomposición social y cuando las sociedades se quiebran se rompe también la
idea de la solidaridad. Entonces el proceso de recomposición tarda más o menos
lo que duró el conflicto.
Las fases de “rehabilitación” van
a ser matizadas por hechos de violencia que van a prolongarse y no se puede
superar esta larga noche con un proceso corto, mínimo tomará tres generaciones.
Nuestros hijos, nuestros nietos serán protagonistas del proceso y esos niños de
10 y 12 años crecerán viendo ante sus ojos la construcción de los acuerdos de
paz.
BLF: Hace unos días yo dije en
automático: una generación pero después pensé que tomaría más tiempo. Yo me
embarqué en este proceso pero en los círculos que me muevo veo mucha apatía, lo
vimos en las elecciones con tanta polarización sobre el tema de la paz.
Coincido contigo Carlos en que
nos tomará muchos años. No todos estamos listos para la reconciliación lo veo
incluso en mi microcosmos del Club El Nogal donde hay empresarios, Pymes,
mypymes, clase ascendente, clase política y clase “firififí”.
Por eso nosotros debemos comenzar
a generar un proceso de diálogo, que incluya valores, diversas vertientes y
posiciones, diálogos que desmitifiquen el tema de la reconciliación.
Que la gente empiece a pensar en
lo que le ocurrió a estos ciudadanos que tuvieron que embarcarse en esos grupos,
que no tenían otro camino y que vean otras historias eso, por ejemplo,
contribuye a la reconciliación.
FSJ: Para Ómar Rincón, educador colombiano, una nueva masculinidad sería
una condición básica para alcanzar la reconciliación. ¿En su opinión cuál es el
elemento fundamental que garantizará una reconciliación efectiva en nuestro
país?
CAV: Yo creo que el Estado y
la sociedad deben coincidir en incorporar la cultura de paz como común
denominador. La cultura de paz no se limita a la educación formal sino que
incluye el comportamiento del ciudadano y la recuperación de valores que
tuvimos y debemos enderezar porque los hemos pervertido.
Hay que pensar en la construcción
del ciudadano con deberes y derechos, introducir una cultura de paz en la
educación formal e informal, en la familia y en el comportamiento social.
BLF: Yo creo en la
reconciliación con valores y que es importante lograr un mandato de estado para
acelerar el proceso. Se necesita una política de Estado y que se generen
diálogos apreciativos de asuntos de interés donde se incluyan diferentes
prismas.
Verbalizar sensaciones ayuda a
sanar y limpiar la mente abre el espacio para mejoras. Si logramos hacer eso
con la población colombiana, más de 40 millones de bodegas, limpiarlas y sacar
los monstruos eso ayudará mucho. Para mi son fundamentales los espacios de
diálogos, hablar y escuchar y construir con base en la coincidencia.
FSJ: ¿Qué tipo de activismo por la paz y la reconciliación realizan ustedes
dos, qué metodología utilizan y en qué espacios lo desarrollan?
CAV: Estoy visitando universidades
colegios y liceos donde me invitan a hacer disertaciones sobre la paz. Viajo a
provincia a donde no llegan los conferencistas y donde hay un nivel de
receptividad importante.
Lo hago como un apostolado, no
cobro por las charlas y además pertenezco a un espacio con ciudadanos del
común. Nos reunimos semanalmente, desde hace tres años, para analizar y pensar
el proceso de paz con una actitud propositiva.
En ese espacio participan desde
ex generales de la República, un ex comisionado de paz, un ex zar
antisecuestro, ex líderes guerrilleros, sindicalistas, profesionales de la
salud, estudiantes, y desempleados entre otros.
BLF: He venido desarrollando mi
trabajo en el Club El Nogal con las víctimas. En otros espacios hablo de
reconciliación con valores con reinsertados de diversos grupos armados y me he
reunido con funcionarios de alto nivel para proponerles esta tesis de
reconciliación con valores y hacerla masiva.
FSJ: ¿Qué papel podrían cumplir los medios de comunicación en la
reconstrucción de tejidos sociales dañados durante más de 60 años?
BLF: Te voy a contestar con un par
de ejemplos de lo que me ha pasado a mi. Yo como víctima compito desde que
sobreviví a la bomba en el Nogal con hechos de sangre. Yo solo tenía un hilito
de sangre que salía de mi rodilla; sin embargo, fui la superviviente con
heridas más graves.
Después de mi viaje al Foro
Nacional de Víctimas de Cali me pidieron una entrevista pero querían que
mostrara mi dolor, mi victimización nada más.
¿Por qué no sugerir temas
innovadores que contribuyan al proceso de reconciliación, pensar más en la
sostenibilidad del país y no en la rentabilidad del periodismo? No seamos cortoplacistas,
pensemos en el tema de la paz y reconciliación, en un país distinto y utilizar
ese poder, el cuarto poder, para unir y no polarizar.
CAV: Los medios deben
cumplir un papel complementario, comprometido con la paz e ir más allá de lo
que han ido cuando toman parte del lado de la guerra o en su papel exclusivo de
informar sin alma o cuando le ponen el corazón a las salidas de fuerza
Por fortuna hay cambios
interesantes y -como los hechos de violencia son cada vez menos intensos, menos
frecuentes, entonces son menos protagonistas los generales, los guerrilleros,
los paramilitares- muestran líderes sociales en interlocución con el gobierno.
Pero aún estamos en déficit y los
medios deben visibilizar los hechos de paz que la sociedad colombiana ha
protagonizado durante estos 60 años en medio de las balas, y presentar esas
acciones positivas y con valores comunitarios.
Si se mostraran esas prácticas de
convivencia se avanzaría mucho más. El sector privado podría pagar un minuto
diario de paz, en televisión, y tendríamos 365 minutos dedicados a visibilizar
prácticas de convivencia.
Carlos
Arturo Velandia y Bertha Lucía Fries
Fernanda Sánchez Jaramillo para La Pluma, Bogotá,
Colombia, 18 de octubre de 2014
Fernanda Sánchez Jaramillo es
periodista y magíster en Relaciones Internacionales. Y trabajadora comunitaria.
Colaboradora de La Pluma.net
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