DOMINGO, 19 DE OCTUBRE DE 2014 11:51
FERNANDA
SÁNCHEZ JARAMILLO PARA LA PLUMA
Bertha
Lucía Fries, víctima y superviviente del atentado al Club El Nogal, y Carlos
Arturo Velandia, ex guerrillero del ELN, cuyo hermano fue desaparecido por El
Estado, hablan sobre paz y reconciliación.
Por: Fernanda Sánchez
Jaramillo para La Pluma, periodista, maestra en relaciones internacionales y
trabajadora comunitaria. Colaboradora de La Pluma
FSJ: Se conocieron en el Foro
Nacional de “Víctimas” en Cali. Sus contextos sociales, políticos, historias de
vida y hechos victimizantes son muy diferentes. ¿Qué significa para ustedes
estar juntos respondiendo esta entrevista?
BLF: Me siento agradada. Yo sugerí
hacer el encuentro personal y no contestar las preguntas vía email, no quise que
fuera algo impersonal. A pesar de que planteas que son dos orillas distintas,
en algunos aspectos sí y en otros no.
Trabajo en procesos de
reconciliación con valores con reinsertados de las Farc, el ELN, los
paramilitares, víctimas y población civil porque mi idea es buscar puntos de
encuentro y generar diálogo.
En la historia del país yo me
gané una rifa y Carlos otra. Cada uno interpreta la realidad nacional a su
manera y lo asume. Yo me he vivido con mi verdad y ahora escucho a otros
actores; he visto que hay muchos prismas y con esos prismas tenemos que
trabajar en la reconciliación. Todos tenemos contextos distintos y nos
han tocado situaciones difíciles, lo importante es ponerme en los zapatos del
otro, ponerme en su situación para manejar el tema de la reconciliación.
Bertha
Lucía Fries
CAV: Para mi este es un feliz
encuentro. Yo salí del Foro Nacional de Víctimas con lazos espirituales con
mucha gente y con la totalidad de las victimas que estuvieron allí presentes
porque somos compatriotas, colombianas y colombianos sujetos de derechos y
deberes y porque tenemos en común el dolor que nos une. Al mirar a los
ojos no es posible establecer el tamaño del dolor: el dolor no tiene sexo y no
tiene medida, el dolor se lleva por encima de cualquier cosa.
FSJ: ¿Qué estrategias han utilizado para llegar al punto de sosiego y
serenidad que proyectan y proyectaron en el Foro Nacional de Víctimas en el que
dolores diversos confluyeron?
BLF: He aprendido a manejar
la serenidad porque trabajo en procesos de cambio y en los procesos de cambio
algunas de las cosas que “inyecto” a la gente son paciencia y persistencia. Les
decía a los jóvenes que así tengan el problema más grande pongan una sonrisa en
la cara y así alejan los problemas, el solo hecho de sonreír relaja.
A mi la vida me pone la “trampa”
de ser coherente cuando pusieron la bomba en el Nogal. Tuve que ser paciente,
serena, proyectar que todo estaba bien y tomar mi propio jarabe porque creían
que no volvería a caminar. La vida me puso una prueba fuerte: de ser deportista
y bailarina pasé a ser movida como una muñeca de porcelana.
Pero el trabajo que hice también
con poblaciones marginalizadas me enseñó a tener paciencia y también mi
experiencia en Estados Unidos, durante ocho años, allí tuve tiempo para pensar.
Soy serena pero no siempre. No
tolero la injusticia y pobreza cuando hablo de eso me vuelvo emocional y hablo
fuerte. Pensar
que hubo responsabilidad del Estado en lo que pasó, pensar que muchachos se
embarcan en las guerrillas porque no hay empleo porque no tienen con qué
alimentar a sus hermanos, hasta ahí llega mi serenidad.
Es una gran responsabilidad el
proceso en el que estamos. Me encantó ir a Cali pero volví envejecida, diez
años, de escuchar tanto dolor. El dolor que hemos puesto seis millones
de personas espero que sirva para construir los cimientos de un país distinto
buscando puntos de unión.
CAV: Siento serenidad más que
sosiego. El sosiego va con la tranquilidad y yo aún no tengo esa
tranquilidad que sería el país sin guerra. Creo que no tendré paz ni
sosiego hasta no sentir que he cumplido con lo que mínimamente pueda hacer y
entregarles a mis hijos el país sin guerra.
Me embarqué en la lucha armada
para tomarme el poder porque pensé que transformaría las condiciones de
inequidad e injusticia y no pude. Lo mínimo que podemos hacer los revolucionarios
hoy es entregarle a la sociedad el país sin guerra.
Recientemente he cumplido 62 años
y el tramo final es relativamente corto por eso quisiera ver el país sin guerra
y ver que se inicia un proceso difícil de reconciliación, reinclusión y
ampliación de la democracia que busca transformaciones profundas. Con eso
tendría paz y sosiego.
La serenidad la da la
temperancia; el saber que uno no está solo, que hay otras verdades. Hay muy
pocas cosas que me alteren y he aprendido el respeto que me lleva a la
tolerancia, además a entender que la verdad mía se completa con la de
otros y eso va dando serenidad, paciencia.
Diez años en prisión ayudan a
domar los espíritus “levantiscos”. Pero de la manera como soy, sereno, me muevo
sobre convicciones muy firmes y comprendo que no toda la verdad la tengo yo y
esto ayuda a ser calmado. Los años, las experiencias, las luchas, los malos
momentos, eso contribuye a la serenidad.
Carlos
Arturo Velandia
FSJ: Carlos Martín Beristain, doctor en psicología, afirma que la reconciliación
no puede reducirse a un proceso exclusivamente psicológico ¿Han logrado ustedes
reconciliarse espiritual y políticamente con quienes los victimizaron?
CAV: Hay diferentes niveles o
estadios en los procesos de reconciliación; no son perfectos ni totales ni
absolutos. En mi caso particular hay una gran disposición; tengo una
actitud muy clara y abierta, muy dispuesta a la reconciliación pero obviamente
sobre la base de que haya reciprocidad y que las personas con las cuales deseo
reconciliarme tengan una actitud equivalente.
Esto ayuda para establecer un
estado psicólogico en la persona que facilita estos procesos, es una
combinación de una disposición espiritual pero también debe ir acompañada de la
necesidad de saber por qué ocurrió lo que ocurrió.
Si bien uno adivina las
respuestas uno quiere escuchar. Yo quiero escuchar a los militares
decir por qué desaparecieron a mi hermano de 27 años de edad, el menor de 14
hijos, si el asunto era conmigo.
La reconciliación es un proceso
de construcción no es un acto terminado. También es importante superar la
animosidad y la ira y si no está acompañada de perdón difícilmente puede haber
reconciliación. El perdón solicitado o pedido que se complementa con la
aceptación del otro porque uno se reconcilia con otro.
BLF: Se realizó un encuentro de
Víctimas Visibles en el Club El Nogal y las victimas del Club el Nogal no
fuimos invitadas. Llegué allí por casualidad y expresé que no fuimos invitados
a pesar de que hubo 156 muertos y 35 heridos entre nosotros.
Me comentó uno de los
organizadores que le dijeron a las personas del club que nos invitaran pero
esto no ocurrió. Una de las organizadoras me regaló unas flores y yo pensé: si
hay una situación en que una persona me falla y me regala flores, nos reconciliamos,
si vuelve a fallar y me regala otras flores nos reconciliamos nuevamente y me
lleno de flores.
Pero la reconciliación incluye un
acto de reconocimiento de una falta. Quiero que me digan las Farc ¿cuál
era el objetivo de esa bomba? ¿A quién iba dirigida? Y que el Estado me diga
¿por qué no nos ofrecieron protección si había información sobre ese atentado?
Tiene que haber reconocimiento,
reconciliación con valores y generar comportamientos que demuestren que esto no
volverá a suceder. Se necesita compromiso con la reconciliación.
En la reconciliación hay varias
etapas: con el Estado y la guerrilla y también con sectores de la sociedad. Si
hay reconciliación y reparación será simbólica porque ¿quién le devuelve a las
personas a sus seres queridos?
Falta mucho terreno por recorrer.
Si me toca ir a La Habana yo les preguntaría a las Farc ¿qué lograron con este
atentado y cuáles son sus valores y compromisos con el proceso de
reconciliación?
FSJ: ¿Entre la justicia retributiva y la justicia restaurativa cuál creen
ustedes es más útil para el futuro proceso de reconciliación en Colombia?
CAV: Yo haría una fusión de las dos
porque no me cuadra que “Alias Macaco” que reconoce más de dos mil muertes solo
pague ocho años de cárcel porque quizás merece más.
En mi opinión se deben combinar
ambos modelos o presentar otra alternativa. Pero alguien tiene que asumir la
responsabilidad, quienes han generado estas muertes. El castigo debe ser
evidente y ser apoyado por la sociedad. No puede ir en contravía de la
sensibilidad de la sociedad porque ¿hasta dónde puede la sociedad soportar
tanto crimen, bellaquería y tanta impunidad?
BLF: Coincido contigo, son las dos.
Unos merecen la cárcel, definitivamente, ser privados de su libertad pero
también otro acto de reparación sería por ejemplo que quienes sembraron las
minas las quiten y reparar a las víctimas con el dinero conseguido por
participar en la cadena de las drogas.
Hay quienes tienen
responsabilidad como por ejemplo las personas de las cúpulas pero no siempre
los bajos mandos que los obedecen y que ingresan a estos grupos por generar un
ingreso aún sabiendo el dolor que esto le causa a sus familias.
FSJ: La reconciliación es una meta y un proceso también. ¿Cuánto tiempo
creen que tarde en concretarse la reconciliación nacional?
CAV: Es una construcción
generacional que nos va a tomar varias décadas porque es un proceso de
recomposición social y cuando las sociedades se quiebran se rompe también la
idea de la solidaridad. Entonces el proceso de recomposición tarda más o menos
lo que duró el conflicto.
Las fases de “rehabilitación” van
a ser matizadas por hechos de violencia que van a prolongarse y no se puede
superar esta larga noche con un proceso corto, mínimo tomará tres generaciones.
Nuestros hijos, nuestros nietos serán protagonistas del proceso y esos niños de
10 y 12 años crecerán viendo ante sus ojos la construcción de los acuerdos de
paz.
BLF: Hace unos días yo dije en
automático: una generación pero después pensé que tomaría más tiempo. Yo me
embarqué en este proceso pero en los círculos que me muevo veo mucha apatía, lo
vimos en las elecciones con tanta polarización sobre el tema de la paz.
Coincido contigo Carlos en que
nos tomará muchos años. No todos estamos listos para la reconciliación lo veo
incluso en mi microcosmos del Club El Nogal donde hay empresarios, Pymes,
mypymes, clase ascendente, clase política y clase “firififí”.
Por eso nosotros debemos comenzar
a generar un proceso de diálogo, que incluya valores, diversas vertientes y
posiciones, diálogos que desmitifiquen el tema de la reconciliación.
Que la gente empiece a pensar en
lo que le ocurrió a estos ciudadanos que tuvieron que embarcarse en esos grupos,
que no tenían otro camino y que vean otras historias eso, por ejemplo,
contribuye a la reconciliación.
FSJ: Para Ómar Rincón, educador colombiano, una nueva masculinidad sería
una condición básica para alcanzar la reconciliación. ¿En su opinión cuál es el
elemento fundamental que garantizará una reconciliación efectiva en nuestro
país?
CAV: Yo creo que el Estado y
la sociedad deben coincidir en incorporar la cultura de paz como común
denominador. La cultura de paz no se limita a la educación formal sino que
incluye el comportamiento del ciudadano y la recuperación de valores que
tuvimos y debemos enderezar porque los hemos pervertido.
Hay que pensar en la construcción
del ciudadano con deberes y derechos, introducir una cultura de paz en la
educación formal e informal, en la familia y en el comportamiento social.
BLF: Yo creo en la
reconciliación con valores y que es importante lograr un mandato de estado para
acelerar el proceso. Se necesita una política de Estado y que se generen
diálogos apreciativos de asuntos de interés donde se incluyan diferentes
prismas.
Verbalizar sensaciones ayuda a
sanar y limpiar la mente abre el espacio para mejoras. Si logramos hacer eso
con la población colombiana, más de 40 millones de bodegas, limpiarlas y sacar
los monstruos eso ayudará mucho. Para mi son fundamentales los espacios de
diálogos, hablar y escuchar y construir con base en la coincidencia.
FSJ: ¿Qué tipo de activismo por la paz y la reconciliación realizan ustedes
dos, qué metodología utilizan y en qué espacios lo desarrollan?
CAV: Estoy visitando universidades
colegios y liceos donde me invitan a hacer disertaciones sobre la paz. Viajo a
provincia a donde no llegan los conferencistas y donde hay un nivel de
receptividad importante.
Lo hago como un apostolado, no
cobro por las charlas y además pertenezco a un espacio con ciudadanos del
común. Nos reunimos semanalmente, desde hace tres años, para analizar y pensar
el proceso de paz con una actitud propositiva.
En ese espacio participan desde
ex generales de la República, un ex comisionado de paz, un ex zar
antisecuestro, ex líderes guerrilleros, sindicalistas, profesionales de la
salud, estudiantes, y desempleados entre otros.
BLF: He venido desarrollando mi
trabajo en el Club El Nogal con las víctimas. En otros espacios hablo de
reconciliación con valores con reinsertados de diversos grupos armados y me he
reunido con funcionarios de alto nivel para proponerles esta tesis de
reconciliación con valores y hacerla masiva.
FSJ: ¿Qué papel podrían cumplir los medios de comunicación en la
reconstrucción de tejidos sociales dañados durante más de 60 años?
BLF: Te voy a contestar con un par
de ejemplos de lo que me ha pasado a mi. Yo como víctima compito desde que
sobreviví a la bomba en el Nogal con hechos de sangre. Yo solo tenía un hilito
de sangre que salía de mi rodilla; sin embargo, fui la superviviente con
heridas más graves.
Después de mi viaje al Foro
Nacional de Víctimas de Cali me pidieron una entrevista pero querían que
mostrara mi dolor, mi victimización nada más.
¿Por qué no sugerir temas
innovadores que contribuyan al proceso de reconciliación, pensar más en la
sostenibilidad del país y no en la rentabilidad del periodismo? No seamos cortoplacistas,
pensemos en el tema de la paz y reconciliación, en un país distinto y utilizar
ese poder, el cuarto poder, para unir y no polarizar.
CAV: Los medios deben
cumplir un papel complementario, comprometido con la paz e ir más allá de lo
que han ido cuando toman parte del lado de la guerra o en su papel exclusivo de
informar sin alma o cuando le ponen el corazón a las salidas de fuerza
Por fortuna hay cambios
interesantes y -como los hechos de violencia son cada vez menos intensos, menos
frecuentes, entonces son menos protagonistas los generales, los guerrilleros,
los paramilitares- muestran líderes sociales en interlocución con el gobierno.
Pero aún estamos en déficit y los
medios deben visibilizar los hechos de paz que la sociedad colombiana ha
protagonizado durante estos 60 años en medio de las balas, y presentar esas
acciones positivas y con valores comunitarios.
Si se mostraran esas prácticas de
convivencia se avanzaría mucho más. El sector privado podría pagar un minuto
diario de paz, en televisión, y tendríamos 365 minutos dedicados a visibilizar
prácticas de convivencia.
Carlos
Arturo Velandia y Bertha Lucía Fries
Fernanda Sánchez Jaramillo para La Pluma, Bogotá,
Colombia, 18 de octubre de 2014
Fernanda Sánchez Jaramillo es
periodista y magíster en Relaciones Internacionales. Y trabajadora comunitaria.
Colaboradora de La Pluma.net