¿En qué
van los diálogos de paz con la insurgencia?
Por
Alonso Ojeda Awad
Con
la presencia de los delegados diplomáticos de Estados Unidos, Venezuela,
Brasil, Argentina, Cuba, Canadá, con la compañía de profesores de la
Universidad Javeriana, Nacional, Andes, representantes estudiantiles y otros
participantes de la sociedad civil, se realizó en el Centro Cultural Gabriel
Betancourt Mejía, de la Universidad Pedagógica, en el marco del Programa
de Paz, un importante Foro titulado ¿En que van los diálogos de Paz con la
insurgencia? Con el fin de ilustrar a la comunidad en general del avance y
dificultades en las conversaciones entre las FARC y el Gobierno Nacional,
que se vienen desarrollando en la Habana, Cuba.
Para
tal fin la Universidad invitó a expertos, conocedores de estas complejas
realidades, para que disertaran y polemizaran con la comunidad universitaria.
Fueron invitados en calidad de expositores Carlos Lozano Guillen,
Director del Semanario VOZ, una de las personas más autorizadas
para tratar este tema; Carlos Velandia Jagua, reflexivo dirigente social y
especialista en temas de Paz y el profesor Carlos Medina Gallego de la
Universidad Nacional de Colombia, quien ha estudiado el largo camino
insurreccional de las FARC y del ELN.
Carlos
Lozano comenzó su disertación reconociendo los significativos avances que han
tenido y manifestó su esperanza que pronto en la discusión haga parte el
ELN. Fue claro al advertir que “nada está acordado hasta que todo esté
acordado” y que por esta razón es importante proteger y defender los acuerdos a
los que se ha llegado y mantener los desacuerdos, en un ambiente de sana
armonía, que permita avanzar hacia el objetivo central, la construcción de una
Paz estable y duradera.
Entre
los temas del desacuerdo expresó el tema agrario. La exagerada concentración de
la tierra sigue sin ser acordada, poniendo en riesgo el concepto de soberanía
alimentaria. Manifestó que hay un constante llamado para realizar una reforma
agraria que permita justicia social, inclusión y por lo tanto reconciliación en
amplias regiones campesinas.
Del
mismo modo, pidió poner en marcha el tema de las zonas de rehabilitación
campesina establecidas por la ley desde los tiempos del Presidente Samper. No
se logra entender por qué no se pone en práctica. Los miembros observadores de
gobiernos internacionales, se sorprendieron cuando escucharon a las FARC
pidiéndole al Gobierno Nacional que cumpla la ley de creación de zonas de
rehabilitación campesina. Manifestó que en relación a los puntos de
Participación política no hay acuerdo aún en la elaboración y aprobación del
Estatuto de la Oposición que tanto requiere la democracia colombiana. No
entiende por qué hay tanta dificultad en el establecimiento de este estatuto
que es la tabla de salvación para que la oposición en general tenga las
garantías amplias y suficientes que les permitan participar, desde el Congreso
de la República, sin poner en riesgo su vida ni la de sus familiares.
En
el tema del narcotráfico y los cultivos ilícitos, el Estado debe reconocer que
estos aparecieron en el campo colombiano cuando negaron la reforma
agraria a los campesinos y estos tuvieron que irse a la selva a colonizar
nuevas tierras, aumentando la frontera agrícola para encontrar remedio a su
grave condición socio-económica. Con relación a las víctimas, éstas
tienen que ver con la verdad, la justicia y la reparación no solo de las FARC
sino con las del Estado, incluyendo las que se han generado en el gobierno del
Presidente Santos, donde también se están violando Derechos Humanos. Dijo que
el Presidente excluye el sexto punto que se refiere a la refrendación de los
acuerdos, punto en el que hay aún desacuerdos. Las FARC están planteando una
Asamblea Nacional Constituyente para resolver acuerdos y desacuerdos.
Criticó
el hecho que el Presidente haya amenazado con romper los diálogos y dijo -Lo
más importante es ponerle fin a la guerra y a la violencia- y en este
camino es necesario cesar los bombardeos que se ordenan sobre Sumapaz e
implementar el cese del fuego bilateral, la tregua debe ser bilateral- Por
último, insistió en la construcción de un Frente Amplio y robusto por la Paz
que permita una salida política a la crisis, con democracia y más justicia
social.
Carlos
Velandia, manifestó que es urgente dejar atrás la violencia y remarcó en la
importancia del momento de transición que vivimos. Lo definió como un momento
epocal, el fin de una época y comienzo de otra. Nunca antes la discusión
política se había profundizado tanto con una organización insurgente como
la que se está dando en las discusiones de La Habana, Cuba. El Estado debe
muchas explicaciones a la sociedad colombiana porque asumió como razón política
la exclusión.
El
debate ahora está centrado en la problemática de víctimas y esperamos que
surja una verdadera política pública de Estado que repare el inmenso daño que
se les ha hecho. Es necesario continuar con un análisis sereno y profundo de
las causas del conflicto. Los conflictos adquieren más relevancia cuando se
dejan lar armas y se exigen garantías para los insurgentes. El problema de la
dejación de armas plantea transformaciones sociales en zonas guerrilleras. Son
interesantes los procesos que se anuncian porque para dirimir los conflictos
hay que mantener y generar altos niveles de participación ciudadana. La
Asamblea Nacional Constituyente, que se está planteando, es un paso necesario
en la construcción de un nuevo contrato social renovado e incluyente.
Carlos
Medina resaltó el papel jugado por la Universidad Nacional de Colombia.
Manifestó, que el tiempo de la guerra pasó y es el momento de los hechos
políticos. Lo más importante en la mesa es asegurar un futuro digno para los
campesinos logrando una transformación política, económica, social y
democrática del campo que logre la sustitución de ingresos para los amplios
sectores agrarios.
Después
de oírlos cuidadosamente me atrevo a pensar que cuando se está muy dentro de
los procesos, se puede tender a ver el punto negro en la pared blanca, lo que
significa, no es que se desconozcan las dificultades, sino recordar que las
negociaciones avanzan en forma lenta. Las partes tienen que hacer concesiones
en función del logro del objetivo previsto y esperado por la sociedad
colombiana.
En
este sentido, es importante que los negociadores del Estado recojan las
inquietudes de las FARC y estos a su vez, miren el alcance de algunas
peticiones, como la de la constitución de una Asamblea Nacional
Constituyente, midiendo los peligros que la misma encierra, en el caso de una
conformación de mayoría de ultra derecha, y se pierdan los logros
alcanzados por la Constitución Política actual en materia de participación, de
responsabilidad y equidad social.
Corresponde
más bien, en este momento histórico, consolidar acuerdos sobre lo fundamental y
unificar esfuerzos para desarrollar e implementar todo el potencial que la
Constitución del 91 posee. Sin embargo, si la convocatoria a una nueva
constituyente se impone, es necesario que se haga con características
restringidas, de tal manera que se garantice que no sean tocados los artículos
que hacen progresista a la carta magna vigente.
DIRECTOR
PROGRAMA PAZ U.P.N.
EX EMBAJADOR DE COLOMBIA
Tomado de: http://www.olapolitica.com/content/%C2%BFen-qu%C3%A9-van-los-di%C3%A1logos-de-paz-con-la-insurgencia
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