domingo, 11 de enero de 2015

"URIBE ES NECESARIO PARA UNA PAZ SÓLIDA": FELIPE TORRES - ENTREVISTA DE YAMID AMAT

'Uribe es necesario para una paz sólida': 'Felipe Torres', exjefe Eln
Carlos Velandia, alias 'Felipe Torres', sugiere a Bill Clinton como mediador entre Uribe y Santos.
Por:  YAMID AMAT | 
7:44 p.m. | 10 de enero de 2015


Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO

'Torres', exmiembro de la dirección nacional del Eln, estuvo 30 años en las filas de ese grupo guerrillero y permaneció 10 años en la cárcel.
‘Felipe Torres’, hijo de un maestro y una costurera, octavo entre 14 hermanos. Su nombre real es Carlos Arturo Velandia. Con estudios universitarios en medicina y administración en la Universidad Industrial de Santander, ingresó al Ejército de Liberación Nacional (Eln) en 1970 y llegó a ser miembro de su dirección nacional.
Fue detenido y encarcelado durante 10 años, tiempo en el que, desde la prisión, llevó la vocería de su grupo insurgente en procesos de paz de los expresidentes Samper, Pastrana y Uribe. Hoy nuevamente interviene “como eleno” en el proceso de exploración del nuevo diálogo de paz que comenzará con ese grupo guerrillero.
Considera que la paz es irreversible y que el Eln no puede quedarse al margen del proceso porque correría el riesgo no solo de ser arrasado sino de no intervenir en el “momento histórico” del fin del conflicto.
Cree que “la paz no puede hacerse sin Uribe”, refiriéndose a la oposición del expresidente al proceso con las Farc. Y sugiere la mediación del expresidente Bill Clinton para obtener la vinculación de Uribe.
Para ‘Torres’, la paz es irreversible “porque los tiempos de guerra ya pasaron”. Y sentencia: “Los días del conflicto armado están contados”.
¿Qué condujo al Eln a ofrecer el no uso de sus armas?

Primero, que está instalado un escenario de solución política y negociada del conflicto armado; segundo, que este escenario ya es irreversible y tercero, que hoy la sociedad colombiana ve con ilusión que el conflicto pueda terminar. El Eln es una organización que también debe contribuir al proceso de paz y no puede estar al margen. Estos 3 elementos lo llevan, lo empujan a que considere la solución política como fórmula del fin del conflicto.
¿Si la negociación avanza y se concretan acuerdos solo con las Farc, habrá paz?

No es posible pretender una paz parcial. Si se deja en los montes a otras fuerzas insurgentes, quiere decir que la guerra no termina.
¿Y no podría ocurrir, al contrario, que el Eln pueda ser exterminado al aparecer como único grupo alzado en armas?

Ese es un riesgo y es una consideración que muy seguramente también habrán sopesado en el comando del Eln. Si yo estuviese en las filas del Eln, la tomaría en cuenta. Pero mire: yo no soy miembro de la estructura del Eln, pero tengo una formación fundamentalmente elena. Contribuí a la construcción de su pensamiento de manera colectiva. Soy eleno por formación y porque deseo serlo. Esto no me hace un criminal, ni un terrorista; me hace un revolucionario, y quiero salir a las calles a defender las tesis políticas del Eln en democracia. Por eso ayudo y haré lo que sea posible para que el conflicto armado llegue a su fin, y para que los revolucionarios que hoy están en las montañas salgan a desarrollar también la lucha política, en democracia.
¿Y este es el momento?

Sí. Estamos viviendo una oportunidad histórica de gran valor. Estamos en el momento de poder superar un conflicto de 50 años. Ante semejante opción, ni el Eln puede ser desconocido ni puede tampoco marginarse porque terminaría convirtiéndose en obstáculo. Se necesita el concurso del Eln para la paz. Quiero decirle que, en 40 años que llevo de actividad política revolucionaria, es la primera vez que veo no solo real sino irreversible la posibilidad de paz.
Yo estuve en conversaciones, acercamientos y diálogos de paz con tres gobiernos anteriores: con Samper, con Pastrana y en los dos primeros años de Uribe. Y esta es la primera vez que la oportunidad va más allá de ser una oportunidad. ¿Por qué? Porque la razón fundamental es que la guerra se agotó. Se agotó la guerra como modelo. Ya no es la fórmula para atraer, ni moral ni políticamente. Nos lo están diciendo los tiempos, nos lo está diciendo el continente: la guerra hay que terminarla. Hay otros caminos que considerar y es válido intentarlos.
¿Por qué fracasó la paz bajo Samper?

No tenía la legitimidad ni la fuerza para desarrollar un proceso de paz.
¿Y por qué bajo Pastrana?

Pastrana no quería la paz. La intentó como mecanismo para fortalecerse y acertó en la reingeniería de guerra para ganarla. Pastrana terminó ganando la guerra sin lanzar un solo tiro. Entregó un ejército muy fortalecido, con reingeniería, con una nueva metodología, con el Plan Colombia, con recursos ilimitados. Las Farc fueron al diálogo en la época del Caguán no para hacer la paz sino para ganar la guerra, porque en cada uno de sus actos producían derrotas y derrotas militares. Tuvo en su poder hasta 600 soldados presos y tropas huyendo; Pastrana va a negociar con un ejército desmoralizado. Por eso la agenda del Caguán era una agenda total; allí se iba a hablar de lo divino y lo humano, y eso solamente se logra cuando se va ganando la guerra, y las Farc la iban ganando y el Gobierno la iba perdiendo. Por eso las Farc querían la legitimidad política de sus éxitos militares.
¿Y por qué fracasaron los diálogos iniciales de Uribe?

Él tenía o tiene una noción de manejo del conflicto desde una perspectiva eminentemente militar; él no tenía ni tiene una concepción de paz; tenía y tiene una concepción de pacificación. Desarrolló guerra en el sur y pacificación en el norte. ¿Qué era la pacificación? El desarme. ¿Quién era Luis Carlos Restrepo? Alto Comisionado pero no para la paz, para la desmovilización. No había una política de paz, había una política de pacificación. Uribe desarrolló en Antioquia su propia versión en pequeño de lo que después aplicó en la totalidad del territorio.
¿Usted cree que bajo Santos se va a firmar la paz?

Sí. No hay alternativa distinta. Las Farc y el Eln nunca serán alternativa política si se mantienen en la guerra. Los rebeldes en Colombia no nacimos para hacer la guerra y permanecer en ella toda la vida. Estos son tiempos de paz, negociación y democracia. A Uribe hay que decirle: el tiempo de la guerra se acabó.
¿Y quién convence a Uribe?

Él terminará entendiendo que no puede quedarse a contrapelo de la historia cuando la historia va avanzando, y el país también, hacia la paz. Sería lamentable que una persona como Álvaro Uribe, con lo todo lo que él representa, se quedara al margen del evento histórico de la construcción de la paz. No puede ser que su enemistad con el presidente Santos le impida elevarse a esa estatura que le reclama el país. Hay cosas que son mayores a las enemistades, a las pasiones personales, como es el bienestar del país y el fin de la guerra. Una mediación de alguien como el expresidente Bill Clinton, muy amigo tanto de Uribe como de Santos, podría conducirlos a un acuerdo sobre la paz de Colombia.
Me resisto a creer que la paz con las Farc y el Eln se firme sin Uribe. Sin él será una paz poco sólida y de bastante fragilidad. Una paz sin el concurso de Uribe sería una paz bastante inestable. El proceso de paz hoy es posible precisamente gracias a que bajo su gobierno, con la cooperación de líderes como Santos, las fuerzas militares ganaron la guerra. La paz se negocia hoy gracias a lo que hizo Uribe. Mire: el proceso es irreversible. Lo único que falta para dar la puntada final es que se instale la mesa de diálogos con el Eln y que Uribe apoye el proceso. Ayudaría mucho si el proceso con el Eln se inicia a la mayor brevedad posible.
¿Pero ya hay un acuerdo para abrir la mesa de diálogo?

Entiendo que la mesa con el Eln podría estar en Santiago, al otro lado de La Habana, también en Cuba. La opción Uruguay ha sido descartada y se discute como sede o un país fronterizo –Ecuador, Brasil o Venezuela– o Santiago.
El Eln dijo en un comunicado que está en disposición de considerar el no uso de armas. ¿Con eso qué quiso decir?

Que el Eln tiene todo el mandato, la herramienta que antes no tenía, de no usar las armas si encuentra en la contraparte que hay voluntad, que hay actitud, que hay apertura y, además, una disposición para que se supere en conflicto.
¿No se trata de entrega de armas?

No. Se trata de no usarlas. Es una fórmula parecida a la que desarrolla Eta en España: no le entregó las armas a nadie, pero he dejado de usarlas. ¿En dónde están las armas? Dejan de tener importancia en la medida en que no se usen. Las armas terminarán en un proceso de dejación en la medida en que haya garantías de seguridad para quienes se alzaron en armas y para su participación en política.
¿Pero, para qué ofrece el Eln hoy su no utilización?

Para poder avanzar en el proceso de solución del conflicto. Lo que el Eln dice es: no discutamos qué hacemos con las armas. Las silenciamos mientras discutimos qué fue lo que originó que las usáramos. Hablemos entonces de la exclusión, de la falta de democracia, de la participación, hablemos del modelo de desarrollo que es un modelo inequitativo, hablemos de soberanía; de reformas y cambios.
¿La no utilización de las armas será inmediata?

Podría llegar a ser de aplicación inmediata si el Eln encuentra receptividad de la contraparte. En la medida en que se avanza en la paz, la guerra se va adelgazando, se va extinguiendo. Si el Eln encuentra una actitud receptiva, también entrará a considerar cese unilateral e indefinido del fuego esperando una reciprocidad.
¿El no uso de las armas significa cese unilateral del fuego?

Podría ser. Esta es mi interpretación y también es mi deseo. Yo sí creo que sería muy útil para el proceso. El país lo recibiría muy bien y al mismo tiempo ayudaría al desescalamiento global del conflicto.
¿En este momento en qué estado se encuentra el diálogo Gobierno-Eln?
En la fase exploratoria. Me parece que si se toma la decisión de abrir la mesa del diálogo, el Eln responderá con la suspensión inmediata del uso de las armas, reservándose el derecho a defenderse si es atacado y esperando una actitud de corresponsabilidad de parte del Estado.
¿Eso qué quiere decir?

Que el Estado no vaya a aprovechar para atacarlos.
¿Qué originó la decisión de considerar la no utilización de las armas?

Hacer la paz. Tristemente hay que reconocer que 50 años de guerra no sirvieron para nada distinto a llenar el país de tumbas, de víctimas, de viudas y de huérfanos. El país no solo no ha cambiado, sino que en muchos casos está peor. La situación es más dramática hoy que hace 50 años. Este es el momento para superar la guerra. Santos lo ha entendido y lo ha entendido la insurgencia. La guerrilla no pudo tomarse el poder ni hacer la gran revolución que habíamos soñado. Tampoco en 50 años, con todas las estrategias y toda la ayuda de Estados Unidos, el Estado pudo derrotar a la insurgencia. Colombia no puede seguir así. El único camino es la democracia; no hay otra ruta.
¿Su conclusión?

Los días del conflicto armado están contados. Ha comenzado la cuenta regresiva para la paz. El proceso ha avanzado a una fase en que ya es irreversible. El Eln no tiene una alternativa distinta y está en una disposición muy positiva para vincularse al proceso. Yo les pido públicamente a mis compañeros del Eln que están en la militancia –yo ya no la ejerzo– que defiendan la solución política del conflicto; que preserven sus vidas, que no tiene sentido hoy quitarle la vida a un soldado o un policía, ni arriesgar la vida de un guerrillero cuando estamos a las puertas de la solución definitiva del conflicto en Colombia. A las puertas de la paz no se justifica una vida perdida más. El país no merece más muertos. Quitarle la vida hoy no define nada. Los tiempos de la guerra quedaron atrás. Llegó el momento de las soluciones políticas y de la democracia.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO

puntodeencuentropaz@gmail.com


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