lunes, 29 de agosto de 2016

CARTA A CARLOS VELANDIA - ANDREI GÓMEZ SUÁREZ

Carta a Carlos Velandia

Publicado julio 25, 2016 En

Columnista: Andrei Gómez-Suárez*  

Querido Carlos, Espero te encuentres bien a pesar de las circunstancias. Estoy convencido que tu coraje te permite aprovechar este momento difícil al máximo. Lo he confirmado leyendo tu artículo sobre la X Conferencia de las Farc en Las 2 Orillas. Un artículo muy lúcido que le recuerda al país, si es que alguien lo olvida, tu contribución irremplazable para entender este momento histórico.

Te extrañamos, es cierto. La ausencia de tus reflexiones precisas para entender la coyuntura y prepararse para el futuro nos han dejado un vacío a aquellos que recurríamos a un café, a una llamada contigo para descifrar el momento y diseñar apuestas de construcción de paz, en clave de reconciliación.

Te escribo esta carta ahora porque hace un mes cuando me enteré de tu retención estaba en Pasto y pensaba que ésta sería pasajera. Nunca imaginé un mes después estar escribiendo públicamente para tratar de comunicarme contigo. Me dicen que estás bien y que pronto saldrás; espero que así sea, porque la fiesta de la paz sería incompleta contigo retenido. La paz completa por la que has luchado sigue en construcción. Sé que muchos se llenan de escepticismo cuando ven la lentitud con que avanzan las negociaciones con el ELN. Sé que muchos ven con preocupación la radicalización de aquellos que llaman a izar banderas negras el Día de la independencia. Pero a pesar de las dificultades, observo, con algo de tu optimismo heredado, que se van dando pasos que nos acercan al sueño de terminar la guerra y dedicarnos a resolver el conflicto social, que como tú decías crece y tiene cada vez más una mecha corta para detonarlo.

El anuncio de la Subcomisión de Género sobre la incorporación del enfoque de género a los acuerdos de La Habana es un paso trascendental para empezar a resolver uno de los problemas estructurales que ha alimentado y se ha afianzado con la guerra: la desigualdad de la mujer frente al hombre; el machismo abierto que ha gobernado a Colombia, que ha prolongado y degradado la guerra por parte de todos los actores armados.

Seguramente te enteraste de la noticia antes que muchos colombianos, y celebraste que el Gobierno y las Farc acordaran el acceso especial a las campesinas al Fondo de Tierras la asistencia legal y técnica para la creación, promoción y el fortalecimiento de las organizaciones y movimientos sociales de mujeres, jóvenes y población LGBTI; y la creación de un grupo de trabajo dentro de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad para esclarecer la violencia sexual en medio del conflicto armado, entre otras medidas.  Paradójicamente, las negociaciones de La Habana van sincronizadas con los lentos avances para instalar la mesa de Quito con el ELN, porque como bien lo señalabas en alguna reunión de Punto de Encuentro, la elección de Sandra como negociadora plenipotenciaria del ELN es una demostración de la importancia del enfoque de género al interior de esa organización insurgente.

No sé si el Gobierno está pensando en aceptar la propuesta que han hecho varios académicos de nombrarte como gestor de paz, creo que sin duda sería un acierto. Intuyo que en esa posición podrías sostener un argumento convincente para que el Gobierno nombrara una mujer plenipotenciaria para esta negociación. Es más, me atrevo a sugerir, si ese llegará a ser el caso, que propusieras un encuentro entre las plenipotenciarias del Gobierno y el ELN para destrabar la mesa.  Quisiera creer que esta carta la leerás una vez estés en libertad. Muchos amigos desde diferentes rincones preguntan por tu situación y piden por tu libertad. El impacto de tus palabras en la Universidad de Londres, hace poco más de un año, aún retumban entre aquellos que te vieron con Rosa Emilia Salamanca hablar de la deuda histórica con las mujeres por parte de los actores del conflicto armado.

Tu presencia en Uniandinos, precisamente hace un año, donde afirmaste tu compromiso de no dejar a medias la construcción de paz, aún resuena en los oídos de los participantes que ven en ti el testimonio vivo de la importancia de darles todas las garantías a los excombatientes para que construyan desde la civilidad un mejor país. Para despedirme, por ahora, quisiera agradecerte de nuevo por creer en el poder del diálogo; por creer en la sociedad civil y su capacidad de incidencia en la resolución de conflictos; por optar por regresar a Colombia a pesar de los riesgos a contribuir al debate democrático; por motivar a múltiples sectores a trabajar por una salida negociada y realista al conflicto armado que permita implementar cambios profundos que ayuden a empezar a desactivar la bomba del conflicto social, porque como bien dices tú ¡La Paz es Ahora, Carajo!.  Te esperamos con un abrazo fraterno,

Andrei

*Profesor y Consultor en Justicia Transicional y miembro de Rodeemos el Diálogo @AndGomezSuarez

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